La incesante construcción de la Belleza
Si, la Belleza se construye.
No hablo de la superficial y ansiolítica modifica del propio cuerpo que, a través
de la cirugía estética, intenta cubrir huecos e inseguridades interiores para que
uno pueda sentirse integrado dentro de los cánones vigentes.
No, no está allí el tesoro que enciende de calor y pasión nuestra células mas
recónditas.
Yo hablo de la Belleza auténtica.
De esta luz que puede emanar de un ser humano porque el alma vive
plenamente su presente.
De este color de la personalidad que refleja la unicidad de un camino que
ha madurado pensamientos y reflexiones originales.
De esa mirada tan limpia y proyectada hacia delante que fascina los que,
aunque por pocos segundos, la cruzan en su recorrido.
Esta Belleza, que todos podemos desarrollar, no se cae del cielo. Se
construye con la intención diaria de querer crecer, mejorar nuestras imperfecciones - nuestros limites interiores – alimentar
nuestra genuina vitalidad. Es un objetivo cotidiano constante que puede permear
cada paso, acción, gesto, palabra, de nuestras interacciones con el mundo.
Podemos construir nuestro “templo humano”, la maravillosa casa corporal que
puede lucir una potente hermosura, no perdiendo nunca de vista este objetivo,
cual que sea el camino que necesitemos hacer.
Aumentar nuestra Belleza es una práctica de Libertad y Responsabilidad a la
vez:
- Libertad
porque no hay esquemas a seguir en el camino de la propia evolución. Aumentar la
propia luz, es un proceso tan único que responde a la capacidad individual de
saber responder a las propias necesidades más profundas con entusiasmo, pasión
y dedicación. - Responsabilidad porque está totalmente en nuestras manos la decisión de seguir incesantemente la belleza, la elevación de nuestras actitudes, o de apagar este propósito.
Sé que no es fácil, y muchas veces hay que remar contracorrientes superando
tempestades. No siempre alcanzamos lo que queremos. Y en varias ocasiones nos
puede resultar casi imposible percibir el calor de nuestro sol interior. Sin
embargo es allí, en esos momentos intensos, que puede rejuvenecer el corazón de
nuestra más autentica fuerza interior.
No abandonando nunca el camino de
plenitud .
Dicho con otras palabras…
Citando,
de la película "El Ultimo Samurái", lo que el Capitán Nathan Algren escribía
en su diario, sobre los Samurái:
“Desde
el momento que despiertan se dedican a la perfección de cual fuere sus
propósitos. Nunca he visto semejante disciplina.”
Y sobre
la dificultad de permanecer en la trayectoria cotidiana de aumentar la propia
belleza, decía el Samurái Katsumoto:
“La
flor perfecta es algo muy raro. Podríamos pasar toda una vida buscando la flor
perfecta y aun así no sería una vida desperdiciada.”
Concluyo con una frase de Leonardo Da Vinci, ejemplo infinito de unión
constante entre arte, vida y belleza. Su genialidad conocía muy bien la
importancia de nutrir continuamente la propia alma con nobles actitudes, para
enriquecer nuestra personalidad. Así escribía:
“¡Adquiere cosas en tu juventud que restauren
el daño de tu vejez! Y si tú entiendes la vejez tener cómo alimento la
sabiduría, esfuérzate para ello en tu juventud, qué a esa vejez no le falte el
nutrimiento”.
Riconoscersi tra cercatori selvatici e veri, questo incoraggia e nutre...!
ResponderEliminarLa tua evoluzione è tangibile da molto tempo Adri, sei una stella cometa. Un abbraccio!