Elogio de la Calma...la virtud de los fuertes...



  Sólo una experiencia completa te llena de plenitud el cuerpo, el alma y el corazón. Cuando todo nuestro ser está involucrado en momentos de vida auténtica, con las risas, la profundidad, los silencios...se nutre de una sustancia benéfica que nos regenera. Nos cargamos de buen humor y alegre actitud. 

Así me siento yo ahora.

Después de un viaje tan completo (a Brasil) y gracias a los amigos que me acompañaron.

Y por el hecho de que este estado del alma es tan precioso, cuanto delicado en su permanencia, quiero aprovechar para intentar transmitir, con palabras, esta placentera sensación que me atraviesa.
Esta percepción ligera y profunda a la vez se llama Calma, y entiendo porque se define como la virtud de los fuertes.

La Calma que yo vivo es:

- continua serenidad hacia las actividades del cotidiano
- plenitud de sentido en todo lo que hago...sea abrir un plátano, leer un periódico o hablar con alguien por la calle
- presencia constante que me ayuda a utiliza las palabras justas en el momento justo, a gozar del valor intrínseco de cada vocablo
- placer orgánico hacia el silencio...el mío y el de los otros
- percepción clara de que no me falta nada, aunque continuamente me surgen brotes de curiosidad hacia el mundo y ganas de nuevos comienzos
- concreta y celular sensación de euforia, intenso bienestar que en su sentido etimológico griego se traduce en "fuerza y brío para soportar"
- calor interno que me lleva a dedicar tiempo al cuidado de mi persona y a interesarme, de manera abierta e nueva, hacia los otros
- entusiasmo como banda sonora ligera de mis jornadas.


Así, envuelto dentro de esta Calma Benedicta, regalo y consecuencia del vivir plenamente nuestros tiempos de vida, agradezco por gozar de un potencial natural - energético y emocional - que es la verdadera virtud de los hombres y de las mujeres fuertes.

La Calma nos posiciona en la acción más que en la reacción.
La Calma es la grande respiración del alma amante de su libertad. 

¡Ojalá pudiéramos dejarnos contagiar más a menudo 
por este excelente estado de serena vigilancia creativa!

¡Evviva!






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