PROTECCIÓN




Todos necesitamos protección. En el sentido físico, para impedir que virus o enfermedades nos debiliten. En un sentido anímico, para evitar que nos afecten demasiado actos y circunstancias externas. En un sentido espiritual, para no perder nunca la luz de nuestra claridad y el eje de nuestro equilibrio a la hora de atravesar los vientos contrarios que encontramos en el camino.

Necesitamos protección sobretodo, en un sentido muy concreto, para permanecer en buenas condiciones y no tropezar en situaciones que amenacen nuestra salud e integridad psicofísica.

Necesitamos estar “protectus”: cubiertos por un manto que nos hace sentir bien y en plena fuerza. Pro-tectus por debajo de un techo - real y metafórico - que nos mantiene al seguro. Rodeados de una sustancia invisible que conserva nuestra serenidad y nuestra belleza.

También necesitamos proteger lo que queremos y a quien queremos.
Para que no sea atacado, golpeado, debilitado, ofendido. Para no perderlo.
Para que, con el pasar del tiempo, no se disipe la magia que nos une.

Hay muchas acciones que pueden favorecer nuestra protección y la protección de las personas que queremos. Son actos cotidianos que nos ayudan a mantener la salud en su sentido más pleno y a vivir nuestras relaciones con profunda dedicación.

Considero que…

Amar bien
Reír para las cosas justas
No perder el buen humor
No perder tiempo
Seleccionar las personas con las que me encuentro
Cuidar el propio cuerpo
Cuidar nuestras palabras
Comer bien
No decir mal de los otros
No ser superficiales
No amargarse
No preocuparse demasiado
Amarse

...son todas acciones que nos ayudan a mantener una fuerza, a incrementar nuestra luz, a emanar un calor que nutre y da beneficio a los que están a nuestro lado.

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